Me atrevería a decir que es la parte del cuerpo que menos nos cuidamos y que más usamos, por eso deberíamos de dedicarles un poco de tiempo.
Siempre nos pasa, sólo nos acordamos de ellos cuando se nos clava una uña que nos hemos cortado de más, cuando estamos dos horas a pie quieto y notamos ese ligero hormigueo, cuando nos calzamos unos taconazos de vértigo para esa fiesta a la que encima te toca ir andando y aguantar toda la noche bailando con ellos. Hacemos un gran esfuerzo en poner buena cara, aunque lo que estamos deseando es llegar al portal de casa y bajarnos de esos dichosos zapatos que ya,... pues no los ves tan chulos, o bueno si, pero para un rato corto.
La sensación de quitarte los zapatos y notar como te LATEN los pies en señal de protesta de "también pertenezco a tu cuerpo no me trates así" es brutal.
Los chicos no sabéis la suerte que tenéis de no llevar tacones, pero no por eso os salvais de que os duelan los pies.
Creo que no me equivoco al decir que el calzarse esos zapatos de vestir que sólo os ponéis en las bodas (y para Nochevieja) son letales. Acostumbrados a ir siempre en zapatillas de deporte o con zapato ancho, ese zapato más ceñido y duro de lo habitual no es para nada cómodo y además la suela es lisa y resbala un montón.
En definitiva, unos pies cuidados son unos pies sanos y no cuesta tanto mimarlos un poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario